La vida deportiva sin futuro

Sergi Nunes

De los 12 a los 16 años: esa es la edad en que un niño o adolescente tiene que dejar a su familia y amigos para entrar en un CAR (Centro de Alto Rendimiento). Si quiere compaginar estudios y entrenamientos de ocho de la mañana a nueve de la noche, su única solución son estos centros.
Ese es uno de los cambios que este país necesita. Tenemos que copiar los modelos de otros países sobre cómo educar a los deportistas de alto rendimiento para que tengan un futuro al dejar sus carreras deportivas, y para ello es esencial mirar a los Estados Unidos. No es casualidad que, en las Olimpiadas, sea el país que consigue más medallas.
Estados Unidos tiene la capacidad de gastarse setenta millones para becas en una sola universidad, a diferencia de España, que sólo gastó treinta y cinco millones en becas para todo el país. Por esta razón, muchos deportistas españoles están emigrando a Estados Unidos: allí consiguen becas de estudios y, aparte, esas universidades están dotadas con grandes instalaciones y buenos entrenadores. Es un modelo apto para poder estudiar y seguir con su vida deportiva.
La gran mayoría de deportistas dejan la práctica deportiva de alto nivel al llegar a la universidad por la incompatibilidad entre los estudios y las horas de entrenamiento. Otro problema son los profesores inflexibles, que no cambian los horarios de exámenes para estos deportistas, y la presión y ansiedad que les obliga a elegir entre una carrera o una vida deportiva. Está claro que en España hay un gran camino por recorrer en materia de becas deportivas para que estas permitan compaginar las dos disciplinas.
Pero, ¿cómo se puede desde una ciudad o Ayuntamiento como el de Balaguer dar un respiro a estos grandes atletas? Creo que en vez de gastarse cuatro mil euros en carreras de verano o en actos políticos que no ayudan ni a la ciudad ni a ningún ciudadano, pueden y deberían hacer una partida presupuestaria para ayudar a las familias con niños que, a temprana edad, empiezan a destacar en los deportes, sea cual sea la disciplina. Sea en el coste del material deportivo que se utiliza o pagando un tanto por ciento del kilometraje que hagan para ir a competir o a entrenar.
Y la verdad: que una ciudad como Balaguer no ayude a estos pequeños grandes deportistas, es una pena. No tenemos las mejores instalaciones por falta de visión de futuro y por falta de concienciación con el deporte. Todos sabemos que el deporte es un pilar fundamental de esta sociedad y lo hemos podido ver en estos días de confinamiento.
Espero y deseo que Balaguer empiece a pedir instalaciones de calidad y, si no puede por su alto impacto económico, al menos, que ayude con becas a los deportistas y a sus familias para que éstos puedan tener un camino más fácil. Estoy seguro de que cuando suban a un pódium o ganen una competición, recordaran que su ciudad les apoya a seguir hacia adelante y a luchar para conseguir ser unos grandes deportistas y, sobre todo, con formación académica.

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